Hipotiroidismo.
Las alteraciones de las
lipoproteínas encontradas en el hipotiroidismo comprenden
los fenotipos II-a y II-b
con aumento de LDL plasmática aislada o asociada con un aumento de VLDL. En el
primer caso se señala como causa una disminución de la síntesis de los
receptores hepáticos de LDL. En el segundo caso se le asocia una tasa
catabólica reducida de las VLDL, aun en presencia de una tasa de síntesis
hepática de VLDL reducida. Los individuos homocigóticos para apo E-2 pueden
presentar un fenotipo III o disbetalipoproteinemia, si desarrollan un hipotiroidismo.
Debe tenerse presente el
diagnóstico de hipotiroidismo en pacientes con edad avanzada en los que no se
aclare la causa o no haya respuesta al tratamiento de una hiperlipoproteinemia
de estos tipos.
Enfermedades hepáticas. En
el curso de la hepatitis viral o alcohólica se puede presentar hipertrigliceridemia
moderada por una disminución de la actividad de la lipasa hepática y CLAT, y menor
captación de las partículas residuales de quilomicrones y VLDL.
En la insuficiencia
hepatocelular con reducción de la síntesis y secreción de VLDL, se presenta una
disminución de LDL y, por consiguiente, una reducción de las concentraciones
plasmáticas de triglicéridos y de
colesterol. Hay también disminución de HDL y Lp (a). En la cirrosis hepática se
encuentran concentraciones muy disminuidas de colesterol.
En la colestasis se presenta
un aumento del colesterol y de los triglicéridos plasmáticos, así como una
disminución de HDL y la presencia de la lipoproteína llamada LP-X, que se
caracteriza por un alto contenido de colesterol no esterificado, y cuya
morfología la diferencia del resto de las lipoproteínas.
Diabetes mellitus. Las
alteraciones de las lipoproteínas plasmáticas en el curso de la diabetes presentan
diferente expresión, de acuerdo con el tipo y estado metabólico del paciente.
En la diabetes mellitus
isulinodependiente (DMID o tipo 1) se puede constatar un aumento de
triglicéridos (VLDL) y colesterol (LDL) plasmáticos, con un predominio de
partículas pequeñas y densas y una disminución de HDL. La magnitud de las
alteraciones de las lipoproteínas guarda estrecha relacióncon el control
metabólico de la enfermedad.
Además, la hiperglicemia es
responsable de la glicosilación no enzimática de las LDL de mayor propensión a
la oxidación, lo que favorece su captación por los macrófagos y su
transformación en células espumosas. En situación de carencia marcada de
insulina, se puede presentar un cuadro de fenotipo V, con marcado aumento de
VLDL y de quilomicrones (lipemia diabética) que revierte con el tratamiento
insulínico.
En la diabetes mellitus no
isulinodependiente (DMNID o tipo 2) se observa un aumento de los triglicéridos
plasmáticos por el aumento de la síntesis y cierta disminución del catabolismo
de las VLDL, asociado con una disminución de las HDL (prevalencia entre el 20 y
el 60 % en diferentes estudios). La hipertrigliceridemia se relaciona con los
niveles de glicemia y con la obesidad, frecuente entre estos pacientes. Es,
además, un factor que agrava la dislipoproteinemia del diabético, la que
resulta entonces más frecuente y más severa. Las LDL pueden ser normales o
ligeramente aumentadas y muestran, con mayor frecuencia, LDL pequeñas y densas.
Debe tenerse presente la
posible existencia de un trastorno primario subyacente en los pacientes diabéticos,
en los cuales las dislipoproteinemias nomejoren, aun con un estricto control
metabólico.
Enfermedades renales. En la
insuficiencia renal crónica, el hallazgo más frecuente es la
hipertrigliceridemia; mientras que la concentración de colesteroles
habitualmente normal o puede incluso estar disminuida, al parecer, por causa
del mal estado nutricional en algunos pacientes. La alteración más precoz
reportada es el aumento de apoproteínas C-III y disminución de C-II. La
reducción de la actividad de la lipasa lipoproteica y de la lipasa hepática,
condicionan un aclaración disminuido de las VLDL. Se ha hecho alusión a la
presencia de un inhibidor de la lipasa que no se puede dializar por los métodos
convencionales y sí por hemodiálisis de alto flujo. Se reporta también una moderada
disminución del HDL-colesterol y la elevación de la concentración de
lipoproteína (a), así como una mayor susceptibilidad a la oxidación de las LDL.
En pacientes sometidos a
diálisis peritoneal continua, se refieren mayores concentraciones de colesterol
por causa de la glucosa del dializado. Todos estos factores puede que
contribuyan a la reconocida aterosclerosisacelerada, observada con frecuencia,
en los estadios finales de las enfermedades renales.
En el síndrome nefrótico
predomina el aumentodel colesterol plasmático, debido a un aumento de la síntesis
de apo B y colesterol, que se relaciona con ladisminución de la presión
oncótica del plasma. Se señala que esta constituye un estímulo para la
trascripción del gen de apo
B. No obstante, estudiosrecientes señalan una reducción del catabolismo de las
LDL. En los casos severos, el aumento de los triglicéridos confiere a estos pacientes
un fenotipo II-b, que parece estar causado por la disminución del catabolismo
de las VLDL.
Hoy es aceptado que la
hiperlipidemia es un factor que acelera la progresión de la lesión glomerular y
de la insuficiencia renal, a la vez que se reconoce la importancia
de la reducción de la
proteinuria, para reducir los niveles de LDL y Lp (a) en estos pacientes. Entre
los pacientes sometidos a transplantes, esfrecuente la hipertrigliceridemia y
en algunos casos se encuentra hipercolesterolemia. Se ha considerado que la
terapéutica esteroidea y la ciclosporina son causantes de estas alteraciones.
Los esteroides provocan resistencia a la insulina, hiperinsulinemia y aumento
de la síntesis de VLDL. La reducción de la ACTH parece disminuir la actividad
del receptor LDL. Los pacientes tratados con ciclosporina tienen niveles de
triglicéridos y de Lp (a) superiores a los tratados con prednisona y
azathioprina. Es posible que la incorporación de la ciclosporina a
laslipoproteínas interfiera con la remoción de las LDL del plasma. El efecto
del tacrolimus (FK 506) sobreel metabolismo de los lípidos parece ser similar,
aunque menos pronunciado que el de la ciclosporina.
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